Es posible la Revolución Educativa sin
la integración de herramientas tecnológicas al aula?
Por años el sistema educativo dominicano ha venido arrastrando
un cúmulo de deficiencias que obedecen a diversos factores estructurales del
propio sistema educativo, la escasa preparación docente y hasta la desintegración
familiar que vive nuestro pueblo. Sin embargo todo sigue su curso y nuestros estudiantes pasan de una primaria a
la secundaria e ingresan algunos a la universidad de donde más adelante van a
ser insertados en la vida laboral de la nación desempeñando funciones de
relevancia no importa el ámbito, todo lo cual se traduce en retroceso o involución
de un país que se pretende sacar del subdesarrollo. Subdesarrollo que nos
limita y nos pone en incompetencia para responder a las grandes demandas del
mundo de hoy, un mundo que podríamos llamar ¨mundo tecnológico¨.
Alguien dijo alguna vez: ¨para destruir una nación no se requiere de bombas atómicas o misiles
de largo alcance. Solo se necesita bajar el nivel de educación y permitir que
se copie en los exámenes… el colapso de la educación es el colapso de la nación¨
Una frase que es un vivo retrato o una película en
tercera dimensión de la realidad dominicana, donde la corrupción, ha llegado a los niveles más altos y es muy
probable que haya tenido su origen en una mala práctica o descuido de un docente y ha dado lugar a tan grande flagelo
social. Tenemos un mal heredado, no
obstante eso no significa que tengamos que morir y ver morir nuestra generación
a manos del mismo verdugo.
Hoy se habla de la
revolución educativa y ninguna otra palabra encaja mejor que la palabra revolución
que no es más que un cambio social fundamental en la estructura de poder u organizacional de
algo en un tiempo determinado cuyos resultados son evidentemente marcados y por
ende notables. Hablar de revolución educativa
supone cambios vertiginosos, casi siempre, paulatinos pero progresivos con
miras a cambiar radicalmente alguna estructura u organización por considerarse desfasada
o poco útil para la consecución de ciertos objetivos.
Precisamente en este punto de consecución de objetivos, enfocados en el
resultado sociocultural más llamativo donde el ciudadano aprende a vivir en su sentido más amplio: sentir,
pensar, actuar, relacionarse, creer, comunicarse con todo el mundo, a ser un ente de paz, converge mi modo de pensar con la
pregunta de si es posible una revolución educativa sin la integración de las
herramientas tecnológicas en el aula. Para
eso es necesario repensar las practicas pedagógicas y con ella claro está la
forma y hasta el fondo. Es inseparable de una revolución educativa una revolución
en el aula permitiendo que lo nuevo, atrayente y familiar a los nativos
digitales esté presente en el escenario donde se desarrollan las clases. Me
refiero a las herramientas tecnológicas, las cuales reitero, son familiares y
atrayentes a los estudiantes, las manejan aunque no siempre las perciben como útiles
para la escuela porque la escuela no ha permitido que sean vistas de tal modo. Ahí
está el impacto, lo revolucionario de las herramientas tecnológicas que por ser
atrayentes permiten, que las clases se vuelvan más interesantes, más útiles, además
permiten que el conocimiento y la interacción con este se dé a través de más
canales, lo que permitirá que como resultado tengamos aprendizajes realmente
significativos para los estudiantes.
Una educación
de calidad es imposible concebirla en estos momentos sin la implementación de
herramientas tecnológicas, no podemos divorciar a los estudiantes de su
realidad inmediata, y la tecnología forman parte innegable se esa realidad. Solo
basta con fijar la mirada en esos países que son paradigmas en el ámbito educativo,
como han logrado revolucionar sus prácticas, involucrar a sus comunidades,
conectar con el mundo entero haciendo uso pertinente de las herramientas que
nos brinda la tecnología. Muchos pueden ser los indicadores de calidad
educativa pero entre ellos resalta el uso que hacen de las herramientas tecnológicas
permitiendo que la educación siga siendo un derecho al cual todos tienen
acceso.
Al final
si los estudiantes aprenden, adquieren competencias, la nación no colapsará,
tendremos médicos capaces, jueces imparciales que sabrán que tienen una nube de
testigos en todo el mundo, conscientes del derecho, edificaciones bien
construidas porque los ingenieros realmente saben cómo hacerlo, maestros
altamente preparados que no evaluarán por un examen e impedirán que sus
estudiantes se copien sino que darán lugar
a que cada uno se adiestre y finalmente
tendremos una nación con un sistema educativo tan bien estructurado que estará vigilando
para realizar sin titubeos una revolución educativa cuando sea necesario, como
ahora.
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